Como en todos los ámbitos especializados, la flexibilidad de la sinonimia relativa del lenguaje coloquial requiere un análisis cuidadoso. La precisión es esencial, especialmente cuando se trabaja con tecnicismos y sus adaptaciones para hacer accesible el mensaje médico a un público no especializado.
En la traducción médica, es crucial considerar no solo el significado literal de las palabras, sino también el tenor, el campo y la connotación de cada término. Estos elementos desempeñan un papel importante en la elección de sinónimos, ya que afectan cómo se percibe e interpreta el mensaje, particularmente en un entorno clínico.
Tenor
El tenor se refiere al tono o nivel de formalidad de la comunicación y está relacionado con la relación entre los participantes en la interacción. En el ámbito médico, el tenor puede variar considerablemente según el contexto, ya sea entre profesionales de la salud, entre un médico y su paciente, o en materiales educativos para pacientes. Por ejemplo, el término “disnea” en su equivalente más coloquial, “dificultad para respirar”, refleja cómo los pacientes pueden experimentar y describir este síntoma de maneras muy diferentes. Los términos coloquiales en inglés, como “air hunger”, “bad breathing” o “out of breath”, y en español, “ahogo”, “falta de aire”, “me cuesta respirar” son reflejos de la subjetividad de este síntoma. Esta diversidad lingüística subraya cómo la interpretación personal y el contexto afectan la comunicación sobre la dificultad respiratoria, por lo que es esencial que los profesionales de la salud y traductores presten atención a las palabras que los pacientes eligen para describir su experiencia.
Campo
El campo se refiere al área específica del discurso, y en la traducción médica incluye diferentes subcampos (cardiología, endocrinología, etc.), cada uno con su propia terminología. El traductor debe seleccionar sinónimos precisos y pertinentes para el subcampo en cuestión. Un ejemplo es el término en inglés “titration”, que tiene distintos significados según el contexto. En química y laboratorio, “titration” se refiere a un proceso cuantitativo para medir la concentración de una disolución, y se traduce como “valoración”, por ejemplo, “coulometric titration” (“valoración culombimétrica”). En farmacología y respiración, “titration” adquiere otro sentido: indica la modificación o ajuste de la dosis de un medicamento o de los parámetros de ventilación. En este contexto, encontramos expresiones como “dose titration” (“ajuste de la dosis”), “downward titration” (“disminución de la dosis”) y “ventilation titration” (“regulación de la ventilación”).
Connotación
La connotación se refiere a los matices y asociaciones emocionales o culturales de una palabra, más allá de su significado literal. En la traducción médica, la connotación puede influir en cómo el paciente o lector percibe un término. Un sinónimo con una connotación más negativa o dramática puede generar ansiedad, mientras que un término más neutral puede resultar tranquilizador. Un caso ilustrativo es el término “escalofrío”, que en medicina se utiliza para describir distintos grados de reacción al frío, la emoción o la enfermedad. En su forma leve, un “escalofrío” es una sensación subjetiva acompañada de una leve contracción muscular. En un nivel más intenso, el escalofrío se vuelve visible, con un temblor notable. En su grado máximo, todos los músculos se contraen repetidamente y los dientes castañetean. En español, es común usar el singular para escalofríos leves (“me da un escalofrío”) y el plural para los más intensos asociados con fiebre o infección (“tiene fiebre y escalofríos”). Además, según su causa, los escalofríos pueden dividirse en tres categorías principales: los emotivos, los causados por el frío y aquellos indicativos de enfermedad, como los infecciosos. En el lenguaje cotidiano, estos se diferencian con verbos específicos como “tiritar” para el frío, “estremecerse” para un miedo intenso o emoción fuerte, y en algunas regiones, “tiritona” para los escalofríos febriles. En inglés, términos como “chill”, “shiver” y “shudder” a menudo se usan indistintamente, pero en contextos médicos tienen matices específicos: “shiver” se asocia a escalofríos leves por frío o emoción, “shudder” a una reacción intensa generalmente ligada al miedo, “chill” (o “chills”) suele indicar escalofríos moderados asociados a enfermedad, y “rigor” describe escalofríos infecciosos graves de inicio brusco.
La relación entre sinonimia relativa y absoluta se complica aún más cuando los términos tienen connotaciones variadas, como es el caso de “sex” y “gender”. En inglés, “sex” denota las características biológicas de hombres y mujeres, mientras que “gender” alude a las construcciones sociales y culturales de lo masculino y femenino. Este cambio, impulsado por la sociología y el feminismo, responde también a un tabú en inglés alrededor de “sex”, que posee connotaciones sexuales. En español, se ha intentado replicar esta distinción con el calco de “gender” como “género” para el aspecto sociocultural. No obstante, “género” tiene muchos otros significados en español (gramatical, literario, taxonómico), lo que puede llevar a ambigüedades en textos especializados. Aunque en medicina se ha comenzado a diferenciar entre “sexo” (biológico) y “género” (sociocultural), en ciertas áreas médicas, como la endocrinología o psiquiatría, “gender” y “sex” aún se usan indistintamente para reflejar la complejidad de la identidad sexual, que incluye aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Esto resalta la importancia de un manejo flexible de estos términos en traducción médica para adaptar la elección según el contexto.
Otro ejemplo de diferencias terminológicas en traducción médica son “tracheotomy” y “tracheostomy”, que en inglés tienen definiciones técnicas claras, pero en la práctica clínica a menudo se confunden. En teoría, “tracheotomy” se refiere a una incisión en la tráquea (traqueotomía) con fines temporales, mientras que “tracheostomy” implica una comunicación permanente con el exterior mediante una cánula (traqueostomía). No obstante, ambos términos suelen emplearse de manera intercambiable en la práctica, y en español, “traqueotomía” se usa con frecuencia para lo que en inglés sería “tracheostomy”. Aunque esta traducción no es técnicamente precisa, tampoco es del todo incorrecta, ya que toda traqueostomía requiere una traqueotomía inicial. Esta confusión se extiende también a la “cricotiroidotomía”, una técnica que se realiza a través de la membrana cricotiroidea y no en la tráquea propiamente dicha en casos de urgencia. En inglés, este procedimiento se puede nombrar como “emergency tracheostomy” o “emergency tracheotomy”, mientras que en español se usa “traqueotomía de urgencia”, aunque el término correcto sería “cricotiroidotomía de urgencia”.
La lista de estos términos que pueden parecer sinónimos a simple vista es extensa. Otro ejemplo de esto son los términos “rectorragia”, “melena” y “hematoquecia”, que describen diferentes tipos de hemorragias gastrointestinales. A continuación se definen cada uno de ellos para destacar las diferencias.
Rectorragia: se refiere a la expulsión de sangre roja y brillante, típicamente por el recto, lo cual sugiere que la fuente de la hemorragia está en la parte baja del tracto digestivo.
Melena: describe deposiciones negras, pegajosas y de mal olor, como indicación de una hemorragia digestiva alta, generalmente en el estómago o en la primera parte del intestino delgado, ya que la sangre se digiere antes de ser expulsada.
Hematoquecia: es la presencia de sangre fresca mezclada con las heces, como indicación de una fuente de sangrado en la parte media o baja del intestino.
En este caso, la sinonimia relativa es engañosa, ya que si bien los tres términos se refieren a tipos de hemorragias, la diferencia en su origen y características clínicas es fundamental para un diagnóstico preciso.
Estos matices terminológicos subrayan la importancia de una traducción precisa y contextualizada en medicina, que respete las diferencias entre términos y evite malentendidos en entornos donde la terminología es clave para el diagnóstico y tratamiento.
Conclusión
En la traducción médica, la precisión es fundamental para garantizar la seguridad y claridad en la comunicación entre profesionales de la salud y pacientes. Como traductores, enfrentamos el reto de seleccionar términos que no solo transmitan el significado literal, sino también los matices y contextos culturales que influyen en la interpretación del mensaje. La elección de sinónimos absolutos y relativos requiere un conocimiento profundo del lenguaje técnico y coloquial, y cada decisión terminológica repercute en la comprensión y la eficacia del mensaje.
Referencias
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